Como si de un espectáculo con escaleta preparada y los tiempos bien tomados, Trebujena celebró la doceava final de su certamen de Copla. En un día poco convencional para este tipo de concursos, miércoles a las 11:30 de la noche, la localidad gaditana volvía a abrir así su tradicional Feria. Y si decíamos al principio que se trataba de un espectáculo ensayado es porque así lo fue: la orquesta dirigida por Juan Francisco Mata sonó a la perfección en todas las canciones, el orden de finalistas y de temas (elegidos por sorteo) favoreció la evolución y el ritmo de la gala mientras que Lola Vega y Álvaro Montes dejaron el cante a un lado por una noche (fue la primera final en la que ninguno de los dos cantó) para hacer las veces de maestros de ceremonias con bastante desparpajo y cercanía con sus vecinos.
Con estos ingredientes se puso en marcha una final dividida en dos partes y en la que 8 intérpretes se jugaban los tres premios finales y en la que estaría por ver si ese homenaje a la copla clásica y bien cantada/interpretada el año pasado continuaría también en este 2015.
Raquel Framit. La malagueña fue la primera en cantar y supo acoplarse muy bien a ese papel. Rompió el hielo con ‘Triana, Triana’ y luego volvería a hacerlo con ‘Carcel de Oro’. Coplas clásicas de grandes letras y con momentos para el lucimiento personal en la que la cantaora metió al público con facilidad en el espectáculo.
Rocío Alcalá. Desconocida para muchos, esta finalista procedente de Alcalá de los Gazules puso sobre el escenario una personalidad estética muy particular en la que los estilismos y la forma de moverse por el escenario denotaron un aire diferente para el concurso. Una versión algo altiva de ‘Mis trenzas’, jugando más con la chulería que con la seducción, y una correctísima ‘Que viene la procesión’ fueron sus credenciales sobre el escenario.
Javier Ferrera. El linense de la noche no decepcionó y recuperó para el concurso esa visceralidad y raza coplera que distingue a los intérpretes que vienen de allí. Conmovedor y muy sensible cantando ‘En el último minuto’, Javier se dejó llevar por el marifetismo coplero cantando una versión de ‘Cría Cuervos’ con una mayor carga dramática pero sin excesivas estridencias o exageraciones. Arrancó bastantes aplausos con dos temas tradicionalmente asociados a la voz femenina que le otorgaron el tercer puesto.
Marisa Martín. Una de las veteranas del concurso volvía a subirse al escenario acompañada de una gran bata de cola azul (sobre estas líneas) para realizar una magistral versión de ‘Sombra de mi sombra’, copla perfecta para permitir el lucimiento de la madurez de su voz. Sin embargo, su proyección iría a más en al segunda parte con un ‘Poema de mi soledad’ soberbio en interpretación y voz y en el que la orquesta hizo su mejor trabajo de la noche.
Ubaldo Valverde. Que en los concursos de copla a veces se iguala cantidad con calidad en el aplausometro de público y jurado es algo que pasa más de lo que debería. Y quién dice cantidad lo dice por el exceso de garganteos y exageraciones. Ubaldo está en su año, está ganando concursos a base de buscar los altos, los aplausos y una forma muy exagerada de cantar copla. Así lo repitió anoche y así le valió para llevarse el primer premio con una correcta ‘Solo vivo pa quererte’ y un excesivo ‘Amor maldito’.
Raquel Zapico. Subcampeona de la pasada edición, la lebrijana volvió al concurso con dos temas de corta duración pero muy reconocidos en los concursos y que le permitieron llevarse la copla a su terreno y a su forma de cantarla. Sensible, personal y sin recordar a nadie cantando ‘Compañero’ en el primer pase, Raquel dejó el pellizco flamenco para el final con su versión de ‘La Niña de Fuego’, sabiendo moverse por el escenario y creciéndose vocalmente con la escasa pero intensa letra del himno de Manolo Caracol.
Miriam Fontalba. A medio camino entre el concurso y la profesionalidad de quién lleva muchísimos años cantando copla se quedó el papel de Miriam Fontalba. La concursante de San Roque se movió por el escenario con muchísima soltura, supo mover las dos batas de cola y manejó casi siempre a la banda según ella cantase. Magistral y más que sobresaliente en las ‘Cinco Farolas’ (es su Copla de cabecera, ella lo sabe, lo disfruta y nos los hizo disfrutar), la sorpresa final fue una ‘Encrucijada’ sin excesos, sin teatralidades ni chillidos: una expresión corporal perfecta, unas voces perfectamente estudiadas y un buen manejo del tiempo la convirtieron en la finalista más completa de la noche.
Tamara Beardo. Si decíamos que Raquel Framit estuvo en su sitio a la hora de abrir la gala, la gaditana Tamara Beardo también cumplió con su papel cerrando los dos pases de la final. Con mucho más cuerpo en la voz, y aprovechando muy bien el aire flamenquito su timbre de voz, el ‘Romance de Juan Osuna’ y ‘Las Campanas de Linares’ fueron dos ejercicios de contrastes entre los momentos de recogimientos y las subidas más cercanas al flamenco. Dos temas de altura y demasiado vistos en los concursos pero que Tamara supo hacer suyos y supo colocarlos en el final de la noche hasta el punto de darle la segunda posición.
Tras cantar los ocho finalistas el jurado pasó a deliberar pero la Copla se quedó en el escenario con Eva María Hierro, artista invitada y ganadora de la pasada edición. Temple coplero, clásico y animoso en ‘Elvira la Cantaora’, la portuense recordó su camino a la victoria en 2014 cantando un gran ‘Te he de querer mientras viva’.
A esta actuación le siguió el homenaje que este año se le hizo a la artista María José Santiago que dio las gracias por el cariño recibido e hizo que los músicos subieran al escenario para tocar algunos acordes de ‘La senda del viento’ o ‘Procuro olvidarte’.
Con el jurado ya de vuelta, llegó el momento de conocer los resultados en una gala que logró acortar casi en una hora su duración. Javier Ferrera fue el tercer clasificado de la noche para su propia sorpresa. Le siguió Tamara Beardo con un segundo premio que estaba en casi todas las quinielas mientras que el triunfo final se quedó para Ubaldo Valverde. A diferencia de 2014, el jurado pareció no querer premiar este año la Copla clásica o la tonadilla más conservadora y se dejó llevar más por los garganteos y por esas canciones que suelen ser preferencia del público.
En una valoración estrictamente personal, considero que se debería haber hecho un hueco entre los ganadores a esa copla de siempre que prefiere decir o cantar una melodia en vez de subir y hacer solo los altos (había interpretes de sobresaliente en la final), aunque lo cierto es que la final estuvo bastante igualada, que los premios fueron merecidos y que no se podría decir que nadie sobraba en el plantel de finalistas. Como siempre, son detalles los que hace que el jurado se decante por unos y por otros. Y como siempre, cuando todos saben cantar y usar su voz, esto es cuestión de gustos…
¡Enhorabuena a los ganadores y nos vemos en la próxima final!
